Publicación
Informe Stop Balas Goma
Objetivos
El presente informe parte de la necesidad de comprender y exponer la afectación y los impactos que ha generado el uso de las balas de goma en el Estado español entre los años 2000 y 2020. Pese a la existencia de varias publicaciones y estudios internacionales en la materia, el análisis sobre el uso de estos proyectiles por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado continua siendo a día de hoy un tema sobre el cual es difícil obtener conocimiento.
No obstante, desde el inicio de la Transición, en 1976, y hasta el último caso conocido de afectación grave en 2017, se contabiliza que las balas de goma han dejado, al menos, 23 personas muertas y varias decenas de heridas, muchas de ellas de gravedad. Solo en los últimos 20 años, la presente investigación ha contabilizado 22 casos de afectaciones en contextos de protesta y celebraciones futbolísticas. A estas cifras se tienen que añadir las 14 personas muertas y las 4 heridas cuando buscaban llegar a nado a las costas de la playa del Tarajal (Ceuta), el 6 de febrero de 2014, y que recibieron disparos con balas de goma por parte de la Guardia Civil con la finalidad de impedir su entrada en el Estado español.

+ INFORME STOP BALAS GOMA [CAST]
+ RESUMEN EJECUTIVO [CAST]
+ Adhesiones de organizaciones: súmate para prohibir las balas de goma
Desde el año 2000, y hasta el último caso conocido de afectación grave en 2017, se contabiliza que las balas de goma han dejado, al menos, 1 persona muerta por impacto directo y 11 personas que han perdido la visión de un ojo. Además 14 personas murieron ahogadas cuando buscaban llegar nadando a las costas de la playa del Tarajal (Ceuta), en 2014, mientras la Guardia Civil disparaba balas de goma.
La normativa de la ONU prohíbe disparar a la cabeza, al cuello, al pecho y a la ingle. Pese a esto, más de la mitad de las víctimas documentadas en el Estado español en esta investigación, 18 personas (el 69%), recibieron impactos en la zona de la cabeza y 5 en el tronco. En estos casos el perímetro ocular fue la zona más afectada, con 13 de 18 casos. De estos, 7 acabaron con una mutilación del globo ocular y 4 con pérdidas de visión. A las lesiones físicas se tienen que sumar las afectaciones psicológicas y las repercusiones sociales.
En ninguno de los 40 casos identificados entre el 2000 y el 2020 se ha condenado al autor material del disparo. Solo en un caso, el de Iñigo Cabacas, se condenó a un mando de la Ertzaintza por un delito de homicidio cometido por imprudencia grave, por no detener la carga policial. En el caso de Roger Español, a pesar de tener individualizado al agente y el momento del disparo, ni los mandos, ni los agentes presentes, ni el Cuerpo Nacional de Policía identificaron al autor. Esta es una dinámica recurrente en casos de violencia policial. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha llamado la atención al Estado español en 13 ocasiones por no investigar denuncias de malas praxis policiales.
En la actualidad los agentes del Cuerpo Nacional de Policía tienen permitido el uso de balas de goma en todo el Estado español. La normativa que regula los medios utilizados por las FCSE (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado) no es pública, por lo tanto no se puede determinar si cumple con los estándares internacionales. Por otro lado, su uso está prohibido en Navarra, Euskadi y Cataluña para las policías autonómicas.
El objetivo de este informe es contribuir al debate público, exponiendo que se trata de un arma imprevisible y con gran potencial lesivo. Las balas de goma se disparan a 144 joules, por lo que son potencialmente letales y pueden producir lesiones graves. Por lo tanto, no cumplen con los estándares internacionales del uso de la fuerza. Para ello necesitamos contar con muchas adhesiones al manifiesto de la campaña #StopBalasGoma.
Se recomienda su prohibición al Gobierno del Estado español y se pide al Ministerio Fiscal la creación de una Fiscalía especializada en violencia institucional que supervise todos los procesos que estén relacionados con la misma, incluidos los casos de balas de goma u otros proyectiles de impacto de energía cinética (PIEC).